Es increíble la de planes que aparecen en tu cabeza cuando, después de años sin poder gastar nada de dinero porque no tenías trabajo, sabes que vas a tener un sueldo (aunque sea mínimo) a final de mes. Por mi cabeza ronda de todo: Salir más al cine, a cenar, comprarme unos zapatos, ropa, regalar a mis amigos algo, invitarlos a cenar... Y cuando me quiero dar cuenta, me he gastado el sueldo entero con sólo pensar en él. Y es que el cuento de la lechera lleva razón: Empiezas a montarte tus castillos de arena y luego acabas como empezaste.
Así que he decidido ser precavida y me he propuesto ahorrar al menos la mitad del sueldo. Con un poco de suerte, esos ahorrillos que antes veía tan difíciles de conseguir, estarán más cerca y por tanto, estaré más cerca de cumplir algunos sueños más... Espero conseguirlo!
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