Y tenía frío en los huesos, que calaban hasta su alma, un frío que no había sentido nunca, un frío irracional, carente de sentido. Miró la lluvia mientras se perdía en cada gota, en cada charco de la calle, donde las ondas desaparecían y volvían a nacer al frenético compás de la tormenta...
... Y el frío no cesaba, instaurándose en su cuerpo, apresándolo durante un instante eterno. Luego abrió los ojos y lo entendió:
No era frío... Era soledad...
Pues nada mejor para quitar ese "frio" que el abrigo de hecho de amigos y pareja
ResponderEliminarNoooo pokeee soledad? :(
ResponderEliminarTillocai: Bien dicho, estoy contigo :)
EliminarJose: jajajaja adorableeee! es sólo un texto, los días de lluvia me inspiran a escribir cosas melancólicas! :P