... Supongo que a fin de cuentas, todos nos exigimos a nosotros mismos más de lo que nos piden los demás. Y es en estos momentos de estudio, de plena inmersión en ejercicios, gramáticas y otros menesteres en los que, las fuerzas van decreciendo y el miedo, en forma de incertidumbre, se apodera de mí misma y de mi seguridad, haciéndome preguntarme en mi cabeza, una y otra vez, lo mismo:
"¿Y si no lo consigo?"
Dedicarle muchas horas a algo, poniendo todo tu esfuerzo, hace que en el momento en que te falla la memoria ó tu habilidad se reduce, tus ánimos se vengan abajo. Es difícil controlarlo cuando sabes que te juegas algo, cuando quieres una victoria absoluta... Te sientes impotente, sin saber muy bien cómo y cuándo parar, para no exigirle demasiado a tu cerebro.
Creo que nunca he sido una persona que se conforma con poco y por eso estoy dando tanto... Pero también supongo que machacar a mi cerebro con tantas cosas, no hará que las recuerde mejor, tan sólo conseguiré estrés y un bloqueo mental que me llevarán a la frustración y el agobio.
Pero lo estoy haciendo bien. Al menos todo lo bien que sé. Así que miraré el camino recorrido, pararé en mitad del sendero, miraré hacia delante y cogeré una bocanada de aire bien fuerte. No es momento de rendirse, ahora no.
Demuestra lo que vales.
Ve a por ello.
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