sábado, 4 de enero de 2014

Un año de 365 días... ó más

Estimado, queridísimo y preciado 2013:

Si te soy sincera, no quería que acabases. No quería cambiar de dígitos, pues tú, sólo tú, has conseguido cosas en mí que jamás hubiera imaginado. Has sido un año que empezó tan mal, tan triste y lleno de ansiedad y miedos... Que pensé que nunca te apreciaría, que nada mejoraría. Pero lo hizo. Me hiciste crecer como persona, me diste aún más sensibilidad y paciencia, me diste frutos amargos para luego, una vez habiendo aprendido, colmarme de dulces bombones. Y el culmen ha sido esos días en Zahara acompañada de grandes tesoros... De grandes amigos. No puedo pedir más, pues ha sido, a pesar de todo, un año redondo, con todos y cada uno de sus días, de sus malos y buenos momentos, con su tristísimo y duro comienzo y su magnífico y estupendo final. Gracias. Un eterno gracias por marcar un antes y un después. Jamás lo olvidaré.

Querido 2014:

Supongo que, después de lo vivido, es normal que te tenga un poco de miedo... Y eso que el 14 era mi número preferido cuando era niña. Pero... El miedo a lo desconocido me hace desconfiar.

Siendo así, no quiero pedirte nada. Quiero seguir aprendiendo, pasando el tiempo con los míos, enamorándome cada día, teniendo ilusión, regalando sonrisas y buenos propósitos... En definitiva: Continuar como si fuera 2013, aunque no lo sea, pues al fin y al cabo, los finales y los comienzos los marcamos nosotros... Y yo me niego a acabar esta aventura por un simple cambio de calendario. Quiero, 2014, que fluyas natural y que yo, lo haga contigo. Quiero que seas un día más de mi 2013, pero en 2014. Esas son mis ilusiones para ti... Esos son mis grandes deseos.

Gracias por llegar y... Bienvenido a casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario