Querido futuro:
Hagamos un trato. Yo seguiré perseverante, al pie del cañón, siempre con una sonrisa, siempre positiva, aprendiendo, llena de esperanzas y sueños, buscando lo perdido y alcanzando lo imposible... Si tú a cambio, nos haces felices y simplemente, cubres las necesidades pertinentes y si puede ser, (tampoco voy a ser exigente) con ciertos viajes y caprichitos que nos hagan la vida más dulce. No necesito más.
No me rendiré, ni me dejaré llevar por el miedo o la frustración. Dejaré los "y si..." para juegos e historias y me conformaré con lo que me otorgues si eso me hace realmente feliz.
Mi sitio está donde nuestros corazones laten.
Y allá donde nos lleves, yo seré feliz.
Prométemelo.
Yo, lo prometo.
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